Hay una creencia que defiende que: si eres espiritual no puedes enfadarte; siempre debes ser y estar “nice”, “kind”, no alterarte y fingir que está todo bien. Y digo fingir, ya que el ser humano no es plano y no todo está bien siempre, ni nosotros podemos sentirnos bien tooodo el rato.
Y aunque la virtud está en saber adaptarse y aprender a tomarse las cosas lo mejor posible, comunicarse de manera asertiva y demás… la realidad es que la vida nos pasa, y estas preciosas intencionalidades no nos sirven en todos los momentos. Ni creo que exista un ser humano que no se afecte por nada nunca.
Y te lo digo yo que, en general, soy bastante naif.
El ser humano es un ser social, sí, pero…
Socializar es enriquecedor, y dicen que uno de los requisitos para una mayor esperanza de vida. Pero, aunque el ser humano es un ser social, no siempre estamos para otros. A veces no apetece, a veces emocionalmente no se puede y, a veces, simplemente uno necesita ir adentro más que ir afuera; y socializar requiere un gasto de energía, maravillo, pero un gasto de energía, que, a veces, no tenemos o no queremos dirigir hacia ahí.
También depende mucho de nuestra forma de ser, más extrovertida o introvertida; de la vida que llevemos, más solitaria o acompañada; y el trabajo que tengamos, por ejemplo, si tienes que estar todo el día con gente, quizás te apetezca un rato de silencio y soledad, o no…
Y es en nuestra intimidad en la que podemos despojarnos de todas las caretas y descansar, sentirnos absolutamente cómodos; porque todos, de una manera u otra, cuando socializamos, mantenemos cierto decoro, por muy auténticos, liberales o espontáneos que seamos. No es lo mismo estar en la intimidad de tu cuarto, que estar en un bar rodeado de gente, ni la ropa, ni la actitud, por ejemplo, son las mismas.
¿Por qué no podríamos enfadarnos y ser espirituales al mismo tiempo?
No hablo de vivir enfadado. Tampoco hablo de una respuesta desmesurada y/o desregulada. Hablo, de que un enfado, por ejemplo, puede ser un toque de atención necesario. Recordemos la parábola donde Jesús expulsaba a los fariseos del templo. Jesús no me parece menos espiritual que antes, después de ese incidente…
Somos seres humanos y estamos expuestos al mundo, a la vida, a otros seres, y ¡a nosotros mismos también!
El 2020 lo cambió todo
Algo que he observado es que, desde 2020, la gente es más auténtica. Se muestran más como realmente son, en vez de guardar tanto las formas. Y creo que está bien relacionarse de una manera más auténtica, siempre que se mantenga la educación y el respeto, claro; pero es verdad que, a veces, uno u otro se lo salta. Y no es fácil lidiar con la diferencia, ni con otros egos, ni con el nuestro propio.
Los animales cada vez me parecen más sabios
Así que, en ocasiones, esa parte más antisocial puede salir a la luz. Quizás por una necesidad de autoafirmación, o quizás poniendo límites más claros (si ya se han puesto antes de manera más amable y no se han respetado).
Por ejemplo, algunos animales ponen límites con un gruñido, y si el gruñido no sirve, lo siguiente ya es la pelea. No digo que haga falta llegar a esto último, ni a una lucha de egos, pero un gruñido a tiempo, de vez en cuando, cuando hace falta, no está mal, y no me resta espiritualidad. Es más, quizás a algunas tendencias, como la mía, que tienen problemas con los límites, nos sume.
Creo que la virtud está en encontrar el equilibrio: ni ser demasiado social, ni antisocial, ni te pases de educado, ni pongas todo el tiempo límites a otros y no dejes que nadie se acerque, ni sobrepasar los límites de otros… Lo difícil no es no enfadarse, sino saber cuándo uno debe enfadarse y cuando no, cuáles son tus negociables y cuáles no lo son, y qué merece tu energía y qué no.
¿Cómo se representa esto en el yoga?
Ya sabrás que en el yoga adquirimos posturas de sabios y guerreros, de flora y fauna, y de objetos. De modo que, en el yoga, también está representada esta parte antisocial, y ese gruñido, o en este caso rugido, en la postura Simhasana o postura del león rugiente. Es la postura que ves en la foto, y que también se hace con otras variantes de piernas, y se utiliza como un pranayama.
¿No te parece antisocial? ¿Quién quiere que lo vean con esa cara en público? 🤭


